Telefonía Vs. Informática…¿Aún existen diferencias?

Con el anuncio y presentación del nuevo iPhone por parte de Apple en la World Wide Developers Conference 2010 en San Francisco éste pasado lunes, no solo mi pequeño iPhone 3G se ha quedado claramente obsoleto, sinó que ha quedado tan anticuado que puede quedar relegado cómo “antepasado” o “pionero venerado” de la nueva telefonía que está a la vuelta de la esquina. Sin embargo y por mucho que nos decantemos por otras marcas, ya sea por preferencias personales o, sencillamente, por odio irracional hacia las manzanas mordidas (actitud que se asemeja curiosamente a la parábola bíblica del hijo pródigo: se odia con arrogancia al padre pero una vez lejos se le echa de menos y se vuelve a su lado), lo que no se puede poner en duda es que la guerra entre ordenadores y móviles queda definitivamente fuera de propósito, dadas las semejanzas cada vez mas evidentes entre ambos medios de crear y compartir información.

¿Qué demonios está ocurriendo? La informática, a sus inicios era un medio de programación para tareas automatizadas, gestión de datos y cálculo complejísimos que sólo quedaba accesible a especialistas o profesionales pero con una clara utilidad. En cambio la telefonía sólo era un medio de comunicación vocal que facilitaba la eficacia profesional y acortaba las distancias entre las personas. Hoy  la frontera entre los dos es tan delgada que apenas diferenciamos lo que tenemos entre manos y llegamos incluso a confundir el uso primario de cada uno. Todo es ocio, comunicación y  cálculos: el teléfono móvil hace lo que el ordenador que a su vez hace lo qué el móvil que hace lo que la videoconsola que, a su vez, hace lo que el ordenador… cada aparato de nuestro entorno tecnológico se completa y se sustituye, ya no existen las tareas específicas y la tecnología corre el riesgo de caer en el amalgama o, peor aún, en la paráfrasis.

El Hombre puede llegar a creer en sus propias ilusiones, caer en la trampa de espejismos generados por él mismo y no deberíamos de olvidarlo. Lo que consideramos cómo progreso puede convertirse, por falta de enfoque claro, en un atraso consecuente. Estoy en total acuerdo con la evolución tecnológica pero en esta guerra por hacer caber la máxima cantidad de prestaciones en cada artilugio que creamos, ¿donde está la identidad?. Lo único que parece importar es hacerlo mejor que el competidor pero ¿y la creatividad?¿Donde han quedado los conceptos novedosos y el auténtico progreso? Progresar es crear herramientas que nos hagan superar nuestras limitaciones pero, en ningún caso, crear nuevas necesidades o nuevas adicciones. Pensadlo cuando vuestro iPhone, htc, Nokia o lo que sea os mire de reojo diciendo en silencio “¡úsame!” y le hagais caso sin tener bien claro porqué lo haceis… no sólo somos consumidores, somos personas y no deberíamos nunca ser esclavos de lo que creamos.