De las ventanas, del agua, del cielo.
Olores a primos, hermanos y festejo
Desaparecen como brisa entre ramas de olivo.
La plenitud es fugaz, frágil como el sol en invierno,
Entera se exhibe cautelosa, sin dejarse atrapar.
Solo vive en un recuerdo, lejano como el despertar,
Atenta a la hora de volver, mas tarde...
Tal vez en verano...
Un segundo puede cambiar una vida en su esencia
Al igual que el sol puede secar lagrimas de soledad
Inundando momentos que los ojos no ven pero el alma no olvida.
Las horas felices son cortas, su delicia eterna,
Escondida en los cajones de la memoria, tan adentro,
Como se ocultan las voces del pasado en los mares del tiempo.
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