シネマ
Mi Mejor Cine Asiático
Muy poco valorado en España, por no decir desconocido, el cine asiático es un sector fílmico que vale la pena descubrir por lo que parece ser una inagotable ambición de apertura hacia el mercado internacional. lo que fascina en el universo asiático, es el contraste entre la voluntad de tocar un público más amplio y la negación total de abandonar temas o métodos de realización radicalmente tradicionales. Éste contraste se ve perfectamente ilustrado por las películas que presentamos a continuación.
Ringu, película de terror japonesa dirigida por Hideo Nakata en 1998, es el mejor ejemplo que se pueda escoger para ilustrar el cine asiático actual. La película sigue una mezcla muy inusual entre dirección terrorífica al mas puro estilo japonés, tanto en los recursos efectistas cómo en la naturaleza misma de los conceptos de terror (el espíritu con el cabello recubriendo su cara es muy sugerente), y un esquema de personajes muy occidental (el vidente moderno y la periodista casi norteamericana en su estilo de vida). La mezcla nos ofrece un espectáculo híbrido que pretende explotar lo mejor de ambas tendencias culturales. Una obsesión muy típica del japón de finales del siglo XX, decidido a hacer de su cultura un ideal que trascienda las fronteras insulares del país sin perder ni un ápice de su esencia.
The Killer, thriller de acción dirigido por John Woo en 1989, es muy diferente por motivos claros: es de finales de los 80 y, sobre todo, es una película de Hong Kong (en sus tiempos cómo colonia británica, cuando era aún el Hollywood asiático). En España hacemos facilmente el amalgama entre dos culturas (la japonesa y la china) que, sin embargo, no tienen nada que ver una con otra. The Killer narra cómo un asesino a sueldo, que quiere renunciar tras una última misión, es traicionado por quien le contrató mientras un tenaz inspector de policía le sigue el rastro, primero para detenerlo, luego para sacarle de apuros. El argumento es una adaptación directa, aunque libre, de un clásico francés del cine de “la nouvelle vague” de los 60 llamado “El Samurai”, dirigido por J. P. Melville y protagonizado por Alain Delon. Esta película deja claro la confusión reinante en Hong Kong a vísperas de su independencia, poniendo de manifiesto una cultura que no sabe hacia donde remar, tanto asiática cómo irremediablemente marcada por cánones occidentales, dando lugar, una vez mas, a un cine híbrido con matices extraños que prestan a confusión. A la suntuosa coreografía, ya característica de la filmogrfía de John Woo, digna de los ballets de la´Ópera de Pekín, se une los tópicos del cine policíaco americano y los establecidos por películas cómo El Padrino.
Akira, realizada en 1988 por Katsuhiro Otomo a partir de su propia novela gráfica homónima, es muy diferente a la vez que muy parecida a los ejemplos anteriores. Más allá de las diferencias evidentes entre una obra filmada y una película de animación, Akira ofrece una visión muy personal del final de una era. Esta película, cien veces imitada (la mayoría de las veces de forma no confesada) por los directores mas importantes del cine occidental, establece el concepto del fin de nuestra sociedad con un futuro tecnológico muy espectacular que esconde una deterioración moral desoladora y perceptible entre líneas, cómo un presagio de lo que le espera a la humanidad en su loca carrera por revelar todos los secretos de la ciencia y por querer explotar la naturaleza hasta límites francamente peligrosos. Ya en 1988, Otomo predecía lo que la sociedad actual empieza ya a distinguir en un futuro no tan descabellado cómo podía parecer en los 80. Esta película de animación, muy infravalorada en su tiempo, se visiona hoy con otros ojos e impone mucho respeto por su espíritu visionario y su atemporal modernidad. Muy recomendable, incluso para el gran público, tanto por lo mencionado anteriormente cómo por su concepto visual, aún muy actual, y la calidad de su realización que no ha sufrido el paso del tiempo (¡¡¡22 años!!! francamente increible).
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